jueves, 24 de febrero de 2011

Más bonita que ninguna.



Es ella la que hoy cumple 18. La que camina rápido por las calles y no hay quien la coja. La que no me hace caso en nada y la que no me deja darle besos. La que pasa más días conmigo que con sus padres. La que me alegra los días. Ella es la más enfadica y la más negativa del mundo. Ahora, que cuando es positiva no hay quien la pare. Es ella la que me dice "no lo hagas". La de los consejos. Somos las de los llantos por nada. Porque nos apetece. Las que vemos el futuro juntas, unas veces negro y otras con demasiado color. Las del pedidito. ¡Somos las del pedidito! Somos a las que los hombres nos duran. Nos duran y nos dejan por otra. Somos las que vamos a estudiar y acabamos en un tren. Las que dicen cinco minutos más por teléfono y son cincuenta. Las que se equivocan de tren y se van a Manzanares sin haber trenes de vuelta. Somos de las que se entienden con una mirada. Somos amigas. Somos hermanas.




Felices 18 a mi lado.
Te quiero, Esther.

lunes, 14 de febrero de 2011

Feliz día de los NO enamorados, amor.

Va vagando por las calles buscando un poco de amor, y, a veces, lo único que encuentra es desamor. Se sorprende cada vez que él la está esperando en la esquina, lleva puesta la misma sonrisa de todos los días, las mismas ganas, e incluso la misma música. Música de la buena. De la que poca gente entiende. Puedes tener el peor de los días, que él te lo cambiará. Para él no existen los problemas, no existen los "no" ni las palabras negativas. Me gusta. A veces, puede llegar a encantarme. Pero frena. Dile al motor que pare, que no vaya tan deprisa que luego se lamenta. Es imposible pararlo, ahora no. Pero sé que sino lo hace, algún día puede romperse de nuevo. No lo llamo amor. No es amor. No sé como llamar a la sonrisa de tonta que llevo pegada todo el día. Ójala  algún día pueda saberlo. Ojalá pueda ponerle nombre, mientras tanto, seguiré con ella y la luciré por las calles.



Yo soy de las que piensan que los catorces de febrero es un día como otro.
Feliz día a los enamorados.

Y para tí y para mí, feliz día de los no enamorados, amor.


jueves, 10 de febrero de 2011

Conozco un lugar.

Se trata de saber estar en el sitio adecuado con la persona adecuada. A veces, a lo largo del día lo único que necesitamos es la invasión de nuestro espacio. Y muchas otras, la soledad. No importa el tiempo, quizá cinco minutos sean suficientes para darte cuenta de quien está realmente y quien no. 
Esperamos actos por parte de la gente que queremos y nos decepcionamos con nosotros mismos. No hay que esperar. Cuanto más esperemos, más daño nos hacemos. Nos auto-engañamos, pensamos que la próxima vez lo harán bien. Pero no es así. Una y otra. Y otra más. Nos van dando por todos lados. Lo mejor de todo es que cuando ellos están mal tú estás ahí, pero eso no se valora. ¿Por qué sólo nos fijamos en las cosas malas? Nos damos cuenta del valor de una persona cuando a ésta le pasa algo. Nos lamentamos, y casi siempre es tarde. 



martes, 1 de febrero de 2011

Hope.

La ilusión y la esperanza están echando un pulso contra el miedo. Y, ¿sabéis qué? La ilusión lleva tres cuartos de la partida ganados. Sólo es cuestión de tiempo y de que la ilusión flojeé un poquito. Es cuestión de ser constante, y sus ojos lo son. Al menos por el momento.
Hace no mucho tiempo me enseñaron que ni todo es blanco, ni todo es negro. Yo era de las extremistas, de las que nada tiene un punto intermedio. Aprendí a valorar un poco más las cosas. Fui pasando por todas las tonalidades que existen. Me quedé estancada por un tiempo en el gris marengo, pero descubrí que en la gama existían otros colores, así que decidí ir pasando hasta estancarme de nuevo en el gris perla. Me gustó ese color, vivía a gusto con él. Pero más tarde abrí los ojos, mejor dicho, me los abrieron. De ese gris pasé a ver todo con algo más de color, preferí quedarme con el azul clarito. El azul de las nubes de mayo. Y me quedé sentada en una de ellas. El azul, las nubes, y él. Ahora, sentados ahí pasamos las horas muertas. Hablamos y hablamos, decimos cualquier sandez hasta que la tripa nos duele de reír. Es todo tan bonito que querría que no llegase la hora de volver a casa. Hay besos entre medias de las palabras. Abrazos entre medias de los besos. Y calor entre medias de los abrazos. Ahora todo es bonito. Bueno, quizá la palabra bonito se queda corta; pero quiero que lo siga siendo. Sólo pido una cosa, prométeme, ahora que estamos a ras del cielo, que no nos caeremos de la nube. De nuestra nube.








Quédate a dormir.
Que pasen treinta años antes de mañana.